La Mastitis: Una experiencia dolorosa

La mastitis, sin duda fue una de las experiencias más dolorosas que viví durante la lactancia hasta este momento. Y cómo olvidar aquel dolor espantoso. Mi hija tenía unos once meses y para entonces ya había dejado de extraerme la leche, básicamente porque ya no tenía mucha producción y mi hija ya comía sus papillas (a partir de los ocho meses empecé a dar de lactar a mi hija solo por las noches y los fines de semana).

Un día estaba en el trabajo, todo iba bien como cualquier otro día, cuando eso de las 3 de la tarde empecé a sentir que mis senos se estaban endureciendo más de lo normal -cosa que me pareció extraño- pues venía un par de meses sin extraerme la leche y no me había pasado antes.

En un momento no era solo el endurecimiento de los senos ya que comencé a sentir un malestar parecido al de una gripe, hasta que sentí que el dolor en las mamas se hacía más intenso -Quise extraer la leche haciendo presión, porque bueno el extractor estaba en casa- Recuerdo que me hice masajes en las mamas, pero no había cambios.

Seguían pasando los minutos, yo creía que podía continuar trabajando, pero cuando empezó el dolor de cabeza, me subió la temperatura, tuve que pedir permiso para salir temprano. Fui a casa a tratar de extraerme la leche con el extractor, con la creencia que con eso iba a mejorar, pero me di con la sorpresa que ni con el extractor pude sacar algo de leche, mis mamas estaban más y más duras.

Ya en casa, lloraba del dolor, el dolor era insoportable, se sentía el dolor hasta los huesos. Estaba temblando con escalofríos, con calentura, tenía ganas de vomitar. Llame a mi ginecóloga, quien me indicó que vaya a emergencia, pero les juro que ya no tenía fuerzas para salir de casa. Es así qué tomé un paracetamol, puse compresas de agua tibia en mis pechos, me hice masajes locales, inclusive siguiendo la creencia de mi madre me peiné los senos. Nada, no había mejora, hasta que mi hija hermosa fue la única que pudo ayudarme en ese momento. Con lágrimas comencé a darla de lactar, con cierto temor. Primero el lado derecho que no estaba tan duro, porque el otro sencillamente estaba intocable y al ver que poco a poco se ablandaba, tomé fuerzas para hacerla enganchar en la mama izquierda que era realmente la que había provocado todo esto.

Luego de todo, esa noche pude descansar gracias a mi pequeña. Durante la noche continué dándole pecho a mi hija y al siguiente día el dolor era menor, mis mamas seguían sensibles, adoloridas y todavía sentía algunas partes de la mama un poco duras, pero todo era mucho más tolerable. Al tercer día todo estaba normalizado, también debo agradecer que coincidente-mente todo esto me ocurrió un viernes por la tarde por lo que ese fin de semana mi hija fue la heroína.

De hecho, que experiencias parecidas a las que viví no son alentadoras para las mamitas que están en periodo de lactancia, pero es una experiencia real y lo que siempre trato de hacer es dejarles algunos consejos para que cosas similares no les suceda y si les está pasando en este momento, dejarles algunos consejos de como poder superarlo.  

Pero, ¿Qué es la mastitis? 


En teoría, la mastitis es una infección en la glándula mamaria que provoca inflamación de uno o ambos senos. Siendo una de las principales motivos del abandono de la lactancia. Esta infección puede ocurrir en cualquier momento durante la lactancia y puede ser causada por la entrada de microbios de la boca del bebé a través de alguna grieta o herida en el pezón, o que uno de los conductos de leche se obstruya, impidiendo el flujo normal del líquido. Los síntomas incluyen una fuerte inflamación, endurecimiento, calor, hinchazón, enrojecimiento, dolores musculares y articulares y por lo general fiebre.


¿Cómo reconocer una mastitis a tiempo?


Sin duda para mí el primer signo de alarma es el endurecimiento de los pechos, luego continúan los dolores en las mamas, la sensibilidad, se siente el pecho caliente por la inflamación y de ahí todo viene de golpe la fiebre, los escalofriar, dolores de músculos, náuseas, vómitos, en algunas puede aparecer zonas enrojecidas en el pecho. 

En cuanto aparezcan los primeros signos de alerta, la primera y más efectiva recomendación es dar mucho pecho a tu pequeño. Debes poner el bebé a mamar lo máximo posible, siempre que lo pida aumentando a la medida de lo posible la frecuencia de las tomas, ya que evita que se congestionen más tus mamas y si logramos el vaciado de los senos estaremos dando un gran paso para eliminar la mastitis (comprobado en carne propia). NO cometas el error de suspender la lactancia, aunque sea incómodo y muy doloroso. Solo en casos muy graves es posible que tu médico te indique suspender la lactancia de la mama afectada.

¿Cómo puedo prevenir la mastitis?

  • Evita que tus pechos se congestionen: Realiza tomas más frecuentes y a demanda, sin horarios preestablecidos. Si sientes tus pechos llenos entre las tomas, o que se ponen duros, o sientes que tus pechos no se vaciaron por completo después de amamantar, trata de extraerte la leche usando un extractor o con tus manos para aliviar la congestión. O si tienes un conducto de leche tapado, ponte compresas tibias y hazte masajes suaves en el pecho. 
  • No uses blusas y brasiers ajustados: Es importante que tus brasiers te queden bien. Evita brasiers con varillas y procura no ejercer presión en tus pechos. Ponte brasiers que te queden flojos, de preferencia que sean de algodón y de maternidad. 
  • Cuídate: La mejor manera de evitar la mastitis es cuidándote. Evita grietas en los pezones por mal enganche. Aprende a vaciar tus pechos correctamente. Procura descansar y alimentarte bien. Recuerda que cuanto más agotada estés, más susceptible estará tu organismo a las infecciones. 
  • Cambios de rutina graduales: Si vas a disminuir el número de tomas o la duración de la lactancia, trata de hacerlo gradualmente, hasta que tu cuerpo se acomode. Si lo haces de golpe esos cambios de rutina pueden ser perjudiciales.
  • Busca ayuda: Si tienes dificultades durante la etapa de lactancia, busca ayuda de un profesional, si, por ejemplo, tu bebé tiene problemas para amamantar o si tus pechos se sienten muy congestionados. 
Por experiencia propia, puedo decir que la lactancia materna no siempre es un camino fácil, pueden aparecer una serie de complicaciones en el camino, pero la clave para solucionarlas es tener mucha paciencia, estar informadas y sobre todo tener las ganas de seguir alimentando a nuestros pequeños.

Mucha fuerza, tu puedes. 
#MadrePower.

Comentarios

Entradas populares

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *